Tantra Nueva Tierra
Preguntas y Respuestas

Sobre el Tantra y la sanación

Consulta: Tengo confusión en lo que quiero y debo hacer, a veces pienso que no hago lo correcto aunque mi pensamiento me dice que obro correctamente, no me siento bien a veces y siempre lo hago para satisfacción de los demás. ¿En qué puede ayudarme el Tantra en esto?.

R:

Parecería que esta pregunta no es una pregunta específicamente de Tantra, sino más bien de sanación general, pero el Tantra es ante todo un camino de sanación integral del ser humano.

El estado de confusión, aunque no es agradable convivir con él, es un estado al que hay que dar la bienvenida, porque indica que algo dentro de la persona no se conforma, está buscando la verdad. La enseñanza principal del Tantra, como del Yoga, del Budismo,... es que no somos sólo ese "personajito", ese cuerpo llamado "Carmen" o "Pepe". Ese personajito que sufre, que no sabe lo que hacer, que duda y que está sometido a las cosas que le ocurren, al mundo, separado de él y sobre el cual no tiene ninguna influencia. Ese personaje (el ego) está ligado al pasado (mente ordinaria) y a todas las creencias sobre el mundo y sobre nosotros mismos que arrastramos de otras vidas, desde antes de nacer. Está por supuesto ligado a la culpabilidad, a la creencia de que "no somos merecedores", y.... al miedo. Es la película de nuestra mente (Matrix) en la que vivimos prisioneros.

Desde ahí (desde el ego) no hay solución. Podremos hacer terapias para intentar mejorar algo, anestesiarnos viendo la tele, fumando, etc. Pero desde ahí no hay solución. Lo que el Tantra y, como decía el Yoga...., enseña, es que no somos ese personajito, no somos el ego. Es más, que ese personajito es una fabricación ilusoria de la mente ligada al pasado, a nuestra programación mental. Que más allá de ese personaje está nuestro verdadero ser, nuestra mente superior, ligada al poder del Espíritu, nuestro Ser Superior. Que desde ahí tenemos todo el poder para (co)crear lo que queramos, y que cuando vivimos desde ese Ser Superior, todas las dudas, la confusión y el sufrimiento de la mente, desaparecen. Porque esa parte nuestra superior, normalmente completamente oculta por la programación de nuestra mente, por todas las capas de juicios sobre el mundo y sobre nosotros mismos, está ligada a la plenitud, a la dicha, al "ahora", a la vida, es decir, al AMOR. Es algo que podemos comprobar fácilmente simplemente observando esos estados en los que la mente momentáneamente se retira en nosotros. Por ejemplo, cuando vemos un paisaje maravilloso, o una puesta de sol. En ese momento la mente se aparta, deja de moverse entre el pasado y el futuro, y automáticamente entramos en un estado de plenitud, de expansión, de paz, de Unidad con lo que nos rodea. Esa es nuestra verdadera esencia. Lo otro lo hemos aprendido, nuestra mente lo ha aprendido a lo largo de milenios, ha quedado programado en las redes neuronales de nuestro cerebro y ahora nos parece nuestro estado normal.

Así que el Tantra lo que enseña y quizá de una manera magistral y total, sin rechazar nada, sin rechazar ninguna parte de nosotros mismos, sin rechazar el mundo mismo, es a conectar con ese Ser que realmente somos. Para ello tenemos que hacer un doble trabajo: ir hacia abajo y hacia arriba. Por una parte, ir hacia "abajo", revisar, comprender y sanar nuestro pasado, nuestras relaciones, sobre todo con el padre y la madre, arquetipos de la relación con lo masculino y lo femenino, liberando toda la culpabilidad y toda la energía atrapada allí. Sanar al “niño” que todavía sigue enganchado a la energía de mama y de papá. Tenemos que "desmontar la cárcel" de toda la culpabilidad y creencias de no merecimiento sobre nosotros mismos.

Y a la vez ir hacia "arriba". Desarrollar nuestra capacidad de conectar con nuestra mente superior, de dirigirnos y conectar con el poder del Espíritu, del Universo, de Dios en nosotros y dejar que ese poder nos guíe (desde el silencio, desde nuestra mente intuitiva) y se haga cargo de nuestra vida.

Y entre todo esto necesitamos energía. Necesitamos trabajar nuestro cuerpo para tenerlo sano, necesitamos cuidar nuestra alimentación para descubrir que alimentos nos atan "a la cárcel" y cuáles nos favorecen el salir de ahí. Necesitamos aprender a ser conscientes de nuestro cuerpo, nuestra respiración y nuestra energía, para poder equilibrar todo el sistema. Necesitamos observar nuestras emociones y pensamientos, para aprender a desidentificarnos de ellos. Necesitamos poner en orden nuestra sexualidad para llevarla más allá del pobre significado que hemos aprendido a darla y recuperar toda esa fabulosa energía que encierra y que nos puede impulsar tremendamente hacia la conciencia de la unidad. Necesitamos aprender y practicar el silenciar la mente, el calmarla, la meditación. Necesitamos adquirir y desarrollar todos estos hábitos de sanación, y a la vez dejar que nuestro Ser Superior, Dios en nosotros haga el trabajo de curarnos de nuestra locura.

Así que este es el camino que hay que seguir, que han seguido tantas y tantas personas en el pasado, y que ahora cada vez más personas estamos abocadas a seguir para curarnos individual y colectivamente y realizar eso que Jesucristo, que Buda, que Krisna, que todos los maestros de la humanidad vinieron a enseñarnos: traer el Cielo a la Tierra, haciendo verdad, encarnando, el poder de Dios en nosotros.