jueves, 18 de abril de 2024
Escuchar en voz Lección 109 Hoy pedimos descanso y una quietud
que las apariencias del mundo no puedan perturbar. Pedimos paz y
tranquilidad en medio de todo el torbellino nacido de sueños
Conflictivos. Pedimos seguridad y felicidad, aunque lo que parece que
vemos es peligro e infortunio. Y disponemos del pensamiento que
responderá a nuestra petición con lo que pedimos. Descanso en Dios. Este pensamiento
te brindará el descanso y el sosiego, la paz y la quietud, así como la
seguridad y felicidad que buscas. Descanso en Dios. Este pensamiento
tiene el poder de despertar la verdad durmiente en ti que posees la
visión que ve más allá de las apariencias hasta esa misma verdad en todo
el mundo y en todo lo que existe. He aquí el fin del sufrimiento para el
mundo entero y para todo aquel que jamás haya venido o haya de venir
para estar aquí por algún tiempo. He aquí el pensamiento mediante el
cual el Hijo de Dios nace de nuevo para reconocerse a sí mismo. Descanso en Dios. Completamente
impávido, este pensamiento te sacará adelante a través de tormentas y
luchas, más allá del infortunio y del dolor, de la pérdida y de la
muerte, y te llevará a la certeza de Dios. No hay sufrimiento que no
pueda sanar No hay problema que no pueda resolver. Y no hay apariencia
que no se convierta en la verdad ante los ojos de vosotros que
descansáis en Dios. Este es el día de la paz. Descansas
en Dios, y mientras los vientos del odio dividen el mundo, tu descanso
permanece imperturbable. Tuyo es el descanso de la verdad. Las
apariencias no te pueden perturbar. Exhortas a todos tus hermanos a que
se unan a ti en tu descanso, y ellos te oirán y vendrán a ti porque
descansas en Dios. No oirán ninguna otra Voz excepto la tuya porque tú
le entregaste tu Voz a Dios, y ahora descansas en Él y dejas que Él
hable a través de ti. En Él no tienes inquietudes,
preocupaciones, agobios, ansiedades o dolor, ni miedo al futuro ni
remordimientos por el pasado. Descansas en la intemporalidad, mientras
que el tiempo pasa de largo sin dejar marca sobre ti, pues nada puede
jamás alterar tu descanso en modo alguno. Descansa hoy. Y según cierras
los ojos, sumérgete en la quietud. Permite que estos periodos de
descanso y respiro le aseguren a tu mente que todas sus frenéticas
fantasías no eran sino los sueños de un delirio febril que ya pasó. Deja
que tu mente se aquiete y acepte con agradecimiento su curación. Ahora
que descansas en Dios ya no vendrán a rondarte sueños de terror. Dedica
tiempo hoy a ir más allá de los sueños, hasta llegar a la paz. En los descansos que hoy tomas cada
hora, una mente fatigada de repente se alegrará, un pájaro con las alas
rotas romperá a cantar y un arroyo por largo tiempo seco manará de
nuevo. El mundo renace cada vez que descansas y recuerdas cada hora, que
viniste a brindarle la paz de Dios al mundo a fin de que pudiese
descansar junto contigo. Cada vez que hoy descansas cinco
minutos el mundo se acerca más a su despertar. Y el momento en que lo
único que haya sea descanso se acerca más a todas las mentes cansadas y
exhaustas, demasiado agotadas ahora como para poder seguir adelante
solas, Y estas mentes oirán al pájaro cantar otra vez y verán el
manantial manar de nuevo, y con renacida esperanza y renovado vigor
marcharán con paso ligero por la senda que de súbito parece más fácil de
recorrer según siguen adelante. Hoy descansas en la paz de Dios, y
desde tu descanso exhortas a tus hermanos a que encuentren el suyo y
descansen junto a ti. Hoy serás fiel a tu cometido, al no olvidarte de
nadie e incluir a todos en el infinito circulo de tu paz, el sagrado
santuario donde reposas. Abre las puertas del templo y deja que tus
hermanos distantes y tus amigos más íntimos vengan desde los mas remotos
lugares del mundo, así como desde los más cercanos; invítalos a todos a
entrar y a descansar contigo. Hoy descansas en la
paz de Dios, tranquilo y sin miedo. Cada uno de tus hermanos viene a
descansar y a ofrecerte a ti su descanso. Descansamos juntos aquí, pues
así es como nuestro descanso es total, y lo que hoy damos ya lo hemos
recibido. El tiempo no es el guardián de lo que damos hoy. Damos a los
que aún no han nacido y a los que ya partieron, a todo Pensamiento de
Dios, y a la Mente en la que estos Pensamientos nacieron y en donde
descansan. Y les recordamos su lugar de descanso cada vez que nos
decimos a nosotros mismos: "Descanso en Dios"
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