Escuchar en voz Lección 122 ¿Qué podrías desear que el perdón no pudiese
ofrecerte? ¿Deseas paz? El perdón te la ofrece, ¿Deseas ser feliz, tener
una mente serena, certeza de propósito y una sensación de belleza y de
ser valioso que transciende el mundo? ¿Deseas cuidados y seguridad, y
disponer siempre del calor de una protección segura? ¿Deseas una quietud
que no pueda ser perturbada, una mansedumbre eternamente invulnerable,
una profunda y permanente sensación de bienestar, así como un descanso
tan perfecto que nada jamás pueda interrumpirlo? El perdón te ofrece todo eso y más. El perdón pone un
destello de luz en tus ojos al despertar, y te infunde júbilo con el que
hacer frente al día. Acaricia tu frente mientras duermes, y reposa sobre
tus párpados para que no tengas sueños de miedo o de maldad, de malicia
o de ataque. y cuando despiertas de nuevo, te ofrece otro día de
felicidad y de paz. El perdón te ofrece todo esto y más. El perdón permite que se descorra el velo que oculta
la faz de Cristo de aquellos que contemplan el mundo sin piedad. Te
permite reconocer al Hijo de Dios, y borra de tu memoria todo
pensamiento muerto, de manera que el recuerdo de tu Padre pueda alzarse
en el umbral de tu mente. ¿Qué podrías desear que el perdón no pudiese
darte? ¿Que otros regalos aparte de éstos merecen procurarse? ¿Qué
imaginado valor, efecto trivial o promesa pasajera que nunca se ha de
cumplir puede ofrecerte más esperanza que la que te brinda el perdón? ¿Por qué habrías de buscar una respuesta distinta de
la que lo contesta todo? He aquí la respuesta perfecta, la que se da a
toda pregunta imperfecta, a las súplicas sin sentido, a tu reticencia a
escuchar, a tu poco esmero y a la confianza parcial que tienes. ¡He aquí
la respuesta! Deja de buscar. No hallarás ninguna otra en su lugar. El plan de Dios para tu salvación no puede cambiar ni
fracasar. Siéntete agradecido de que siga siendo exactamente como Él lo
planeó. Su plan se alza inmutable ante ti como una puerta abierta,
llamándote desde adentro en cálida bienvenida, exhortándote a que entres
y a que te sientas como en tu casa, donde te corresponde estar. ¡He aquí la respuesta! ¿Preferirías quedarte afuera
cuando el Cielo en su totalidad te espera adentro? Perdona y serás
perdonado. Tal como des, así recibirás. No hay más plan que éste para la
salvación del Hijo de Dios. Regocijémonos hoy de que así sea, pues la
respuesta que aquí se nos da es clara y explícita, y su sencillez hace
que sea inmune al engaño. Todas las complejidades que el mundo ha tejido
de frágiles telarañas desaparecen ante el poder y majestuosidad de esta
simplísima afirmación de la verdad. ¡He aquí la respuesta! No le des la espalda para irte
a vagar sin rumbo otra vez. Acepta ahora la salvación. Es el regalo que
te hace Dios, no el mundo. El mundo no puede dar ningún regalo de valor
a la mente que ha aceptado como suyo lo que Dios le ha dado. Dios
dispone que hoy se reciba la salvación y que los enredos de tus sueños
no sigan ocultándote su insubstancialidad. Abre hoy los ojos y contempla un mundo feliz, donde
reinan la paz y la seguridad. El perdón es el medio por el que este
mundo feliz viene a ocupar el lugar del infierno. Dicho mundo se alza en
la quietud para salir al encuentro de tus ojos abiertos y llenar tu
corazón de una profunda tranquilidad, según afloran en tu conciencia
verdades ancestrales en eterno renacimiento. Lo que entonces recordarás
jamás podrá describirse. sin embargo, tu perdón te lo ofrece. Teniendo presente los regalos que el perdón concede,
emprenderemos nuestra práctica de hoy con la esperanza y la fe de que
éste será el día en que alcanzaremos la salvación. Hoy la buscaremos
gustosamente y con ahínco, sabiendo que tenemos la llave en nuestras
manos; y aceptaremos la respuesta que el Cielo ha dado al infierno que
nosotros mismos nos hemos labrado, pero en el que ya no queremos
permanecer por más tiempo. Dedicaremos gustosamente un cuarto de hora por la
mañana y por la noche a la búsqueda que garantiza que al infierno le
llegará su fin. Comienza lleno de esperanza, pues hemos llegado al punto
donde el camino se vuelve mucho más fácil. Y ahora el trecho que todavía
nos queda por recorrer es corto. Estamos en verdad muy cerca del momento
que se ha señalado como el final del sueño. Sumérgete en una sensación de felicidad al comienzo de
estas sesiones de práctica, pues en ellas hallarás la segura recompensa
de preguntas que ya han sido contestadas, así como lo que tu aceptación
de esas respuestas te brinda. Hoy se te concederá experimentar la paz
que ofrece el perdón y la dicha que te proporciona el descorrimiento del
velo. Ante la luz que hoy has de recibir, el mundo se
desvanecerá hasta desaparecer por completo, y verás surgir otro mundo
para describir al cual no tienes palabras. Ahora nos encaminamos
directamente hacia la luz, y recibimos los regalos que han sido
salvaguardados para nosotros desde los orígenes del tiempo, los cuales
han estado aguardando el día de hoy. El perdón te ofrece todo lo que quieres. Hoy se te
conceden todas las cosas que deseas. No pierdas de vista tus regalos a
lo largo del día, cuando regreses nuevamente a enfrentarte a un mundo de
constantes cambios y sombrías apariencias. Mantén tus regalos claramente
en tu conciencia, según ves lo inmutable en medio del cambio y la luz de
la verdad tras toda apariencia. No caigas en la tentación de dejar que tus regalos
queden sepultados en el olvido, por el contrario, mantenlos firmes en tu
mente tratando de pensar en ellos por lo menos un minuto cada cuarto de
hora. Recuerda cuán preciados son con el siguiente recordatorio, el cual
tiene el poder de mantenerlos en tu conciencia a lo largo del día: El perdón me ofrece todo lo que quiero. Hoy he aceptado que esto es verdad. Hoy he recibido los regalos de Dios.
COMPARTIR CON UN AMIGO/A:
Tabla completa de lecciones UCDM
¿Qué es Un Curso de Milagros? - Prefacio
Apúntate a la Lección del día de UCDM en tu email!
|
|
|
|
|