Escuchar en voz Lección 133 En el proceso de enseñanza a veces es beneficioso,
especialmente después de haber pasado revista a lo que aparenta ser
teórico y estar más allá del alcance de lo que el estudiante ha
aprendido, volver de nuevo a las cuestiones prácticas. Esto es lo que
vamos a hacer hoy No vamos a hablar de ideas sublimes de alcance
mundial, sino que simplemente nos vamos a ocupar de los beneficios que
te aguardan a ti. No pides demasiado de la vida, al contrario, pides
demasiado poco. Cuando dejas que tu mente se ocupe de asuntos
corporales, de las cosas que compras y de lo que es eminente de acuerdo
con los valores del inundo, estás invitando al pesar, no a la felicidad.
Este curso no pretende despojarte de lo poco que tienes. Tampoco trata
de sustituir las satisfacciones que el mundo ofrece por ideas utópicas,
En el mundo no se puede hallar ninguna satisfacción. Hoy vamos a hacer una lista de los verdaderos
criterios con los que poner a prueba todas las cosas que crees desear. A
menos que éstas satisfagan estos válidos requisitos, no vale la pena
desearlas en absoluto, pues lo único que harían sería reemplazar a
aquello que es más valioso. Tú no puedes establecer las leyes que
gobiernan el mecanismo de elección, ni tampoco puedes establecer las
alternativas entre las que elegir. Pero si puedes elegir; de hecho,
tienes que hacerlo. Mas es aconsejable que aprendas cuáles son las leyes
que pones en marcha cuando eliges y cuáles son las alternativas entre
las que eliges. Hemos subrayado ya que sólo hay dos alternativas entre
las que elegir, aunque parezca haber muchas. La gama ya ha sido
establecida, y no es algo que podamos cambiar. No sería justo para
contigo que el número de alternativas fuese ilimitado, y que tu decisión
final se demorara hasta que las hubieses considerado a todas en el
tiempo, en vez de llevársete directamente al punto donde sólo puede
llevarse a cabo una eLección. Otra ley benévola, relacionada con esto, es que no hay
transigencia posible con respecto a lo que tu elección te ha de brindar.
Lo que elijas no puede aportarte solamente parte de sus resultados, pues
en esto no hay términos medios. Cada elección que llevas a cabo o bien
te aporta todo o bien no te aporta nada. Por lo tanto, si aprendes los
criterios mediante los cuales puedes distinguir entre lo que es todo y
lo que no es nada, elegirás la mejor alternativa. En primer lugar, si eliges algo que no ha de durar
para siempre, lo que estas eligiendo carece de valor. Un valor temporal
no tiene valor alguno. El tiempo jamás puede anular ningún valor real.
Lo que se marchita y perece jamás existió, y no tiene nada que ofrecerle
al que lo elige. éste se ha dejado engañar por algo que no es nada, pero
que se ha manifestado en una forma que él cree que le gusta. En segundo lugar, si eliges quitarle algo a alguien,
te quedas sin nada. Esto se debe a que cuando le niegas a alguien su
derecho a todo, te lo niegas a ti mismo. No reconocerás, por lo tanto,
las cosas que realmente posees, y negarás que estén ahí. El que trata de
apropiarse de algo se ha dejado engañar por la ilusión de que puede
ganar mediante la pérdida de otro. Las pérdidas, sin embargo, sólo
pueden ocasionar más pérdidas. eso es todo. El siguiente criterio que debe examinarse es aquel
sobre el que se basan los demás. ¿Por qué razón tiene valor para ti lo
que eliges? ¿Qué es lo que hace que tu mente se sienta atraída por ello?
¿Qué propósito tiene? En esto es en lo que es más fácil caer en el
engaño. Pues el ego no reconoce lo que quiere. Ni siguiera dice la
verdad tal como la percibe, ya que necesita el halo del que se vale para
proteger sus objetivos del deslustre y del enmohecimiento a fin de que
tú puedas ver cuán "inocente" es él. Mas su camuflaje no es más que un fino velo, que sólo
podría engañar a los que les place ser engañados. Sus objetivos son
obvios para todo aquel que se toma la molestia de examinarlos. En esto
el engaño es doble, pues el que se ha dejado engañar no sólo no se dará
cuenta de que simplemente no ha ganado nada, sino que además creerá
haber apoyado las metas secretas del ego. Sin embargo, a pesar de que trata de mantener dicho
halo claramente dentro de su campo visual, no puede dejar de percibir el
deslustre de sus bordes y el enmohecimiento de su médula. Sus
inconsecuentes errores le parecen pecados porque ve el deslustre como si
fuese el suyo propio, y el enmohecimiento como un signo de su profunda
bajeza. Todo aquel que todavía desea conservar las metas del ego y
protegerlas como si fueran las suyas propias, no comete errores de
acuerdo con los dictados de su guía. Este guía le enseña que lo que es
un error es creer que los pecados son tan sólo errores, pues, de ser
así, ¿quién pagaría por sus pecados? Y con esto llegamos al criterio de elección más
difícil de creer porque, si bien es evidente, se halla oculto bajo
muchas capas de obscuridad. Si sientes el más mínimo vestigio de
culpabilidad con respecto a lo que has elegido, es que has permitido que
los objetivos del ego nublen las verdaderas alternativas. Y de este
modo, no te das cuenta de que sólo hay dos, y la alternativa que crees
haber elegido parece temible y demasiado peligrosa para ser la nada que
realmente es. Todas las cosas o bien son valiosas o bien no tienen
ningún valor; o bien son dignas de que se las procure o bien indignas de
ello; son también completamente deseables o bien no merecen que se lleve
a cabo el más mínimo esfuerzo por conseguirlas. Esto es lo que hace que
elegir sea fácil. La complejidad no es sino una cortina de humo que
oculta el simple hecho de que tomar decisiones no es algo difícil. ¿Que
ganas tú con aprender esto? Ganas mucho más que simplemente poder tomar
decisiones con facilidad y sin dolor. Al Cielo se llega con las manos vacías y las mentes
abiertas, las cuales llegan a él sin nada a fin de encontrarlo todo y
reivindicarlo como propio. Hoy intentaremos alcanzar este estado,
dejando a un lado el auto-engaño y estando sinceramente dispuestos a
darle valor únicamente a lo que en verdad es valioso y real. Nuestras
dos sesiones de práctica largas, de quince minutos cada una, deben
comenzar con lo siguiente: No le daré valor a lo que no lo tiene y sólo iré en
pos de lo que es valioso, pues eso es lo único que deseo encontrar. Recibe entonces lo que le espera a todo aquel que
trata de llegar sin lastres hasta las puertas del Cielo, las cuales se
abren de par en par con su llegada. Si notas que empiezas a
sobrecargarte con fardos innecesarios, o si crees que tienes ante ti
decisiones difíciles, responde de inmediato con este simple pensamiento: No le daré valor a lo que no lo tiene, pues lo que
tiene valor me pertenece.
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