Escuchar en voz Lección 344 Ésa es Tu
ley, Padre mío, no la mía. Al no comprender lo que significaba dar,
procuré quedarme con lo que deseaba sólo para mí. Y cuando contemplé el
tesoro que creía tener, encontré un lugar vacío en el que nunca hubo
nada, en el no hay nada ahora y en el que nada habrá jamás. ¿Quién puede
compartir un sueño? ¿Y qué puede ofrecerme una ilusión? Pero aquel a
quien perdone me agasajará con regalos mucho más valiosos que cualquier
cosa que haya en la tierra. Permite que mis hermanos redimidos llenen
mis arcas con los tesoros del Cielo, que son los únicos que son reales.
Así se cumple la ley del amor. Y así es como Tu Hijo se eleva y regresa
a Ti. Repaso para
la lección de hoy:
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