Escuchar en voz Lección 80 Si estás
dispuesto a reconocer tus problemas, reconocerás que no tienes ninguno.
Tu problema central se ha resuelto y no tienes ningún otro. Por lo
tanto, debes sentirte en paz. La salvación, pues, depende de que
reconozcas que ése es el único problema y de que entiendas que ya se ha
resuelto. Un solo problema, una sola solución. La salvación se ha
consumado. Se te ha liberado de todo conflicto. Acepta este hecho, y
estarás listo para ocupar el puesto que te corresponde en el plan de
Dios para la salvación. ¡Tu único
problema ya se ha resuelto! Repite esto hoy para tus adentros una y otra
vez a lo largo del día, con gratitud y convicción. Has reconocido tu
único problema, dándole así paso al Espíritu Santo para que te dé la
respuesta de Dios. Has dejado a un lado las decepciones y has visto la
luz de la verdad. Has aceptado la salvación para ti mismo al llevar el
problema a la solución. Y puedes reconocer la solución porque has
identificado el problema. Hoy
tienes derecho a la paz. Un problema que ya se ha resuelto no te puede
perturbar. Asegúrate únicamente de no olvidarte que todos los problemas
son uno Solo. Sus múltiples formas no te podrán engañar, mientras te
acuerdes de esto. Un solo problema, una sola solución. Acepta la paz que
te brinda esta sencilla afirmación. En
nuestras sesiones de práctica más largas de hoy reivindicaremos la paz
que inevitablemente será nuestra una vez que el problema y la solución
se hayan reconciliado. El problema tiene que haber desaparecido porque
la respuesta de Dios no puede fallar. Al haber reconocido el problema
has reconocido la solución. La solución es inherente al problema. Se te
ha contestado, y tú has aceptado la respuesta. Te has salvado. Permite
ahora que se te dé la paz que tu aceptación te brinda. Cierra los ojos y
recibe tu recompensa. Reconoce que tus problemas se han resuelto.
Reconoce que no tienes conflictos, y que estás libre y en paz. Sobre
todo, recuerda que tienes un solo problema y que el problema tiene una
sola solución. En esto reside la simplicidad de la salvación. Por eso es
por lo que su eficacia está garantizada. Afirma
hoy con frecuencia que tus problemas ya se han resuelto. Repite la idea
con absoluta convicción tan a menudo como sea posible. Y asegúrate en
particular, de aplicar la idea de hoy a cualquier problema concreto que
pueda surgir. Di de inmediato: permítaseme reconocer que este
problema ya se ha resuelto. Propongámonos no acumular
resentimientos hoy. Propongámonos estar libres de problemas que no
existen. Para lograr esto sólo se requiere honestidad. No te engañes con
respecto a cuál es el problema, y no podrás sino reconocer que se ha
resuelto.
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