Escuchar en voz Lección 97 La idea de hoy te identifica a ti con tu único Ser. No
acepta una identidad dividida, ni trata de formar una unidad
entrelazando factores opuestos. Simplemente declara la verdad. Practica
hoy esta verdad tan a menudo como puedas, pues extraerá a tu mente del
conflicto y la llevará a los serenos campos de la paz. Ni el más leve
escalofrío de miedo hará acto de presencia, pues habrá sido absuelta de
la locura al haber abandonado la ilusión de una identidad dividida. Volvemos a declarar la verdad acerca de tu Ser, el
santo Hijo de Dios que mora en ti, a Cuya mente le ha sido restituida la
cordura. Tú eres el espíritu que ha sido amorosamente dotado de todo el
Amor, la paz y la dicha de tu Padre. Tú eres el espíritu que completa a
Dios Mismo y que comparte con Él Su función de Creador. El está siempre
contigo, tal como tú estás con Él. Hoy trataremos de acercar la realidad a tu mente
todavía más. Cada vez que prácticas, te vuelves cuando menos un poco más
consciente, ahorrando en algunas ocasiones mil años o más. Los minutos
que dedicas se multiplican una y otra vez, pues el milagro hace uso del
tiempo, pero no está regido por él. La salvación es un milagro, el
primero y el último; el primero que es el último, pues es uno. Tú eres el espíritu en cuya mente mora el milagro en
el que el tiempo se detiene; el milagro en el que un minuto que se
dedique a la práctica de estas ideas se convierte en un lapso de tiempo
ilimitado e infinito. Da, pues, gustosamente estos minutos, y cuenta con
Aquel que prometió infundirlos de intemporalidad. Él respaldará con toda
Su fortaleza cada pequeño esfuerzo que hagas. Concédele hoy los minutos
que Él necesita para poder ayudarte a entender con Él que tú eres el
espíritu que mora en Él y que hace un llamamiento a todas las cosas
vivientes a través de Su Voz; el espíritu que ofrece Su visión a todo
aquel que se la pide y que reemplaza el error con la simple verdad. El Espíritu Santo se regocijará de tomar cinco minutos
de cada hora de tu tiempo para llevarlos alrededor de este mundo
afligido donde el dolor y la congoja parecen reinar. No pasará por alto
ni una sola mente receptiva que esté dispuesta a aceptar los dones de
curación que esos minutos brindan, y los concederá allí donde Él sabe
que han de ser bien recibidos. y su poder sanador aumentará cada vez que
alguien los acepte como sus propios pensamientos y los use para curar. De esta manera, cada ofrenda que se le haga se
multiplicará miles de veces y decenas de miles más. y cuando te sea
devuelta, sobrepasará en poderío la pequeña ofrenda que hiciste, en
forma parecida a como el resplandor del sol es infinitamente más potente
que el pequeño destello que emite la luciérnaga en un fugaz instante
antes de apagarse. El constante fulgor de esta luz permanecerá y te
guiará más allá de las tinieblas, y jamás podrás olvidar el camino otra
vez. Comienza estos gratos ejercicios con las palabras que
el Espíritu Santo te dice, y deja que su eco reverbero por todo el mundo
a través de Él: Espíritu soy, un santo Hijo de Dios; libre de toda
limitación, a salvo, sano y pleno, libre para perdonar y libre para
salvar al mundo. Expresado a través de ti, el Espíritu Santo aceptará
este regalo que recibiste de Él, aumentará su poder y te lo devolverá. Ofrécele gustosamente hoy cada sesión de práctica. Y Él te hablará,
recordándote que eres espíritu, uno con Él y con Dios, uno con tus
hermanos y con tu Ser. Escucha las seguridades que te da cada vez que
pronuncias las palabras que Él te ofrece hoy, y permite que Él le diga a
tu mente que son verdad. Utilízalas contra cualquier tentación, y evita
las lamentables consecuencias que la tentación trae consigo si sucumbes
a la creencia de que eres otra cosa. El Espíritu Santo te brinda paz
hoy. Recibe Sus palabras, y ofréceselas a Él.
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