El principio de Myriam
El “Código da Vinci” resucita el debate sobre la figura más
controvertida del cristianismo: "María Magdalena”
(Artículo aparecido en www.portaldorado.com en junio-2006)
 Más 
allá del cuestionado valor literario, del virtual abuso de la ficción histórica 
de su autor, Dan Brown; más allá del mayor o menor acierto de su versión 
celuloide, resulta evidente que el “Código da Vinci” se ha convertido en 
fenómeno de alcance histórico. Nos hayamos ante todo un acontecimiento 
planetario: un legado espiritual, una serie de claves esotéricas, que durante 
siglos han atesorado de forma exclusiva las sociedades secretas, ahora, en no 
escasa medida, merced a la habilidad de Brown y al desarrollo de los medios de 
comunicación, se popularizan, llegan de forma masiva al conjunto de la 
población.
Más 
allá del cuestionado valor literario, del virtual abuso de la ficción histórica 
de su autor, Dan Brown; más allá del mayor o menor acierto de su versión 
celuloide, resulta evidente que el “Código da Vinci” se ha convertido en 
fenómeno de alcance histórico. Nos hayamos ante todo un acontecimiento 
planetario: un legado espiritual, una serie de claves esotéricas, que durante 
siglos han atesorado de forma exclusiva las sociedades secretas, ahora, en no 
escasa medida, merced a la habilidad de Brown y al desarrollo de los medios de 
comunicación, se popularizan, llegan de forma masiva al conjunto de la 
población. 
He ahí el valor de la obra. Lo oculto se devela, lo 
reservado hasta nuestros días se hace masivo. No hay vagón de metro que no 
tenga, cuanto menos, un par de “Códigos” abiertos en las piernas de pasajeros 
deseosos de hacerse con las claves desconocidas. 
Trama novelesca a un lado, no hay originalidad, como el propio autor de la misma 
se apresta a confesar, en el contenido sustancial del “Código”. Hay habilidad de 
componer una narración de misterio sugestiva, rápida y con tensión. 
El Código más allá de sus eventuales excesos, ha tenido la cualidad de acercar 
al gran público, cuestiones de calado, como puede ser: el cuestionamiento de los 
evangelios canónicos como la vía exclusiva de acercarnos a la figura de Jesús, 
la invitación al retorno a una espiritualidad interna, la universalización de 
parte de un conocimiento privativo y la rehabilitación de la figura María 
Magdalena, aspecto que deseamos especialmente subrayar. 
No es la polémica suscitada con la Iglesia y el Opus la que desea centrar estas 
líneas. El boom mediático y la controversia que ha acompañado al “Código” no 
debieran hacernos olvidar la importancia de otras cuestiones que la obra ha 
universalizado. Lo accesorio puede acaparar más atención en detrimento de lo 
medular. 
La historia va siendo marcada aparentemente a base de excesos. Estos son los que 
llenan sus titulares. Los aspectos más estridentes, más morbosos de la obra, a 
la postre podrían haber constituido reclamos para poner sobre la mesa planetaria 
temas más sustanciales como el de la transmisión del “espíritu de María 
Magdalena” y el subsiguiente cuestionamiento de las estructuras patriarcales y 
autoritarias. 
Un acontecimiento mediático de estas dimensiones es digno de una reflexión más 
en profundidad. Aspectos controvertidos en la historia de la cristiandad, como 
la imagen difundida hasta nuestros días de la “discípula amada”, como adúltera y 
pecadora, salen a la luz de un potente foco que en algunos aspectos puede llegar 
a quemar. Avanza la teoría de que María en realidad era un apóstol al cual Jesús 
le reveló profundos conocimientos y que además pudo haber jugado un rol muy 
importante en el desarrollo del cristianismo primitivo. Según este argumento que 
han albergado tantos grupos esotéricos, María habría entendido las enseñanzas de 
Jesús mejor que ninguno de los otros discípulos y las habría compartido con 
especial entusiasmo y compromiso. 
En este gran debate mundial suscitado con la obra, todos podemos emitir nuestra 
opinión. Es cierto que la artillería contra el Opus Dei puede resultar excesiva. 
El ensañamiento contra la Iglesia y su ala más conservadora por haber combatido 
las sociedades secretas otro tanto. Probablemente sobran los golpes contra esta 
institución humana con sus aspectos tanto positivos, como negativos. De 
cualquier forma, tal como está ocurriendo en nuestros días, tarde o temprano se 
acaba dando cuentas de los monopolios. El de las verdades absolutas puede 
resultar a la postre bien caro. Nuevos tiempos reclaman nuevas actitudes y 
habría ya llegado el momento de claudicar de esa posición de superioridad, con 
respecto a la espiritualidad no controlada, de abrir también en su seno las 
puertas a la circulación de la perseguida energía femenina. 
“El Código da Vinci” en sus versiones de libro o film puede ser síntoma de 
nuestro tiempo, pero no Biblia. No nos corresponde tanto precipitar el viejo 
orden, sino encarnar el nuevo. No nos corresponde ensañarnos con las estructuras 
e instituciones en declive, sino dar vida a las nuevas estructura más 
cocreativas y coparticipativas. 
La cuestión no es qué hacemos con el Opus, por supuesto tampoco si Jesús de 
Nazareth reposó en la cama con María Magdalena, entre otras cosas porque la 
mística de esa unión nos sería inaprensible… No nos corresponde escrutar en la 
alcoba de Jesús, nos corresponde seguir sus enseñanzas de amor fraterno. El 
mayor “best seller” de nuestros tiempos es el signo evidente de que un plan 
superior de creciente revelación se cumple, de que, tal como estaba anunciado y 
profetizado, muchas de las valiosas enseñanzas ocultas trasmitidas hasta 
nuestros días por la fraternidades esotéricas se hacen manifiestas. 
Cabría más preguntarse por la validez de ese conocimiento que a duras penas ha 
alcanzado el presente, por el despertar universal de esa poderosa energía 
femenina que encarnaría María Magdalena y que se desborda por doquier en 
nuestros días. Cabría más interrogarse si no hemos de poner fin a esas 
interminables conspiraciones secretas de los unos contra los otros; si no 
debiéramos nutrirnos mutuamente, ahora a la vista de la gran necesidad 
planetaria, con las claves y fundamentos de una conspiración ya no particular, 
sino por fin de causa común, la causa del bien y el progreso de la humanidad en 
su conjunto. 
Recientemente tuve la ocasión de entrevistar a uno de los autores que más ha 
escrito sobre María de Magdalena, Daniel Meurois Givaudan. Hablamos con él de la 
mujer histórica y del arquetipo; de quien cargaba en sus óleos sanadores el 
perfume de las flores y del principio de Myriam de Magdala, que es el de una 
visión no conformista, inclasificable y, a menudo, desconcertante, de la 
espiritualidad. 
Entre sorbo y sorbo de un rico café en un hotel de Madrid, el escritor francés, 
aludía a un Jesús que prometió que, al cabo de dos veces mil años, el fuego 
femenino de Myriam crepitaría en multitud de corazones. M. M. habría significado 
el temprano anuncio de la mujer revestida de todo el poder que se le ha negado, 
pero a la vez cargada de inmensa ternura. La nueva M. M., “no la mujer de vida 
ligera”, sino “la que bendice todos los vértigos que ayudan a traspasarse a uno 
mismo” sería así rebautizada como la heredera de Isis, o la encarnación del 
fuego femenino de acuario que ya quema, que despierta una necesidad de 
autenticidad y llama a flamear también en el interior de los hombres. 
Nadie mejor que el propio Jesús podría definir el alcance de ese fuego. Meurois 
Givaudan le atribuye estas palabras en su libro "Visiones esenias": 
"Todos aquellos que aceptan zarandear el árbol de sus costumbres son los 
hermanos y hermanas de Myriam de Magdala…" Prosigue el Maestro con las palabras 
que pone en su boca Givaudan: "Ese fuego es una espiritualidad de ruptura y 
comunión. La ruptura es con las convenciones, los dogmas y sus petrificaciones; 
la comunión con el redescubrimiento de un Amor sin artificios y de reparto sin 
regateos…" 
Por si quedara alguna duda, subrayaría el Mesías: "¡Qué el principio de Myriam 
os habite, si habéis decido contaros entre los que emprenden reformar el mundo 
en sí mismos!". Según el prolífico autor afincado en Quebec, cuando nos 
atrevemos a lo que jamás hemos osado, cuando la no-convención opera 
tranquilamente en nosotros, cuando percibimos que la audacia y la intrepidez 
asaltan el alma, cuando vemos que la hipnosis social ya no tiene efecto en 
nosotros, mientras que la compasión y la ternura nos tocan y comienzan a 
expandirse, sería señal de que hemos sido prendidos por el fuego de Myriam de 
Magdala. 
La nueva mujer, madre, esposa, se colaría por todas las grietas abiertas, quizá 
incluso también por algún resquicio de la mente del propio Brown… Despertaría 
así el principio de Myriam; lo haría como puede, haciendo uso de todas las 
estrategias, incluso las regidas por el puro comercio, porque de una u otra 
forma estaba llamado a inundar el mundo en nuestros días con su fuerza, con su 
fe, con su ternura. 
K. A. 
Equipo de Portal Dorado 
 
| DANIEL MEUROIS GIVAUDAN ANUNCIA UNA ESPIRITUALIDAD FEMENINA | 
Al hilo de la publicación de su último libro sobre la "discípula muy amada" de Jesús.
 La 
eterna pecadora asciende por fin a los altares de la era de acuario. La figura 
de María Magdalena adquiere un nuevo rostro en nuestros días. Secuestrada, 
apocada, cuando no difamada por un puritanismo decimonónico, la primera 
discípula de Jesús, va poco a poco recuperando su dignidad usurpada, su 
verdadero puesto en la historia sagrada.
La 
eterna pecadora asciende por fin a los altares de la era de acuario. La figura 
de María Magdalena adquiere un nuevo rostro en nuestros días. Secuestrada, 
apocada, cuando no difamada por un puritanismo decimonónico, la primera 
discípula de Jesús, va poco a poco recuperando su dignidad usurpada, su 
verdadero puesto en la historia sagrada. 
M.M. representa mucho más que un personaje bíblico lastrado por una dudosa fama. 
Se acerca a nuestros días revestida de su auténtico manto, el de una fuerza 
envidiable, de una lucidez adelantada al tiempo, de una entrega que sobrepasa 
nuestros parámetros. Simboliza el nuevo arquetipo de mujer llamada a cumplir con 
su más elevado destino. 
Cada uno de sus pasos por el Sur de Francia son hoy objeto de investigación. Se 
multiplica la bibliografía de esta adelantada alumna del Maestro, cada día menos 
enigma, cada vez más gigantesco testimonio de ternura y amor encarnados entre 
los hombres. 
Nosotros también hemos ido tras sus pasos. Para ello nos hemos procurado un 
excelente guía: Daniel Meurois Givaudan. No en vano acaba de dar a luz un nuevo 
libro que ha titulado: "El evangelio de María Magdalena". (Luciérnaga. 
Barcelona . Octubre del 2001) . En él, este curtido escritor de temas 
espirituales, resucita el manuscrito apócrifo inspirado por quién cada vez se 
manifiesta más como la "amada discípula de Jesús". Este texto fue descubierto a 
finales del siglo XIX y apareció amputado de una parte importante de sus 
páginas. El evangelio original fue redactado en lengua copta y data 
aproximadamente del año 150 de nuestra era. Se conserva desde 1896 en el 
Departamento de Egiptología de los Museos Nacionales de Berlín. 
Poder y ternura
Desconocemos si Daniel Meurois es el guía más documentado para una exploración 
de la figura M.M., lo que sí estamos persuadidos es de que es buen conocedor del 
significado que adquiere en nuestros días esta santa marginada, así como de su 
auténtica y gigantesca dimensión que sobrepasa el contexto meramente histórico. 
Sentencia el escritor: 
"Myriam de Magdala encarna un símbolo que sólo nuestra sociedad 
actual es capaz de empezar a considerar en toda su amplitud".
En todos sus libros de carácter evangélico ("Camino de aquellos tiempos", "El 
otro rostro de Jesús" y "Visiones esenias" escritos junto a su 
ex-compañera ) hay un lugar para una M. M. que no se queda postrada y llorando a 
los pies del Maestro. Lejos de esa imagen estereotipada, en esos textos, fruto 
de su capacidad de conexión con otros planos, "la plañidera" se manifiesta 
imbuida de una fe descomunal, de un amor desbordante y activo contagiado por Su 
compañía. La veremos preparando sus hierbas y aceites, curando a todos cuantos 
llaman a su puerta, acogiendo en su casa a los hermanos de blanco (esenios) 
y no blanco, sin importarle lo que de ella se diga. La veremos compartir ese 
amor cegador entre lo campesinos de la Galia aún romana en muy oportunas dosis, 
con prudentes pero a la vez espontáneas formas. No hay María Magdalena 
avergonzada, ni ñoña en la mujer que ha investigado Meurois Givaudan en sus 
constantes excursiones a los "registros akásicos" (archivos grabados en un 
"éter" imperecedero, también llamados por la ciencia esotétrica "archivos de 
luz"), sino, todo lo contrario, una apóstol que salta al mundo autoempoderada de 
toda la fuerza y la compasión que le había invitado a desplegar el Hijo de Dios 
en la Tierra. 
Huelga decir que no hallamos rastro de promiscuidad en la María Magdalena que 
nos presenta el escritor francés, más bien encontramos el ímpetu incontestable e 
irrefrenable de una mujer con plena aspiración de libertad, que no se somete a 
los dictados de un marido tirano y borracho: Saulo de Tarso. Su huida de 
Tiberíades con su hijo no es la de una joven en búsqueda de la satisfacción de 
placeres que no le proporciona el lecho conyugal, sino la de un ser vejado que 
toma conciencia de un más elevado destino en libertad. Ella simplemente se negó 
a ser de las que se asfixian e incluso mueren antes de salirse de la fila. 
Pero la menor de las intrepideces conllevaba la pública condena en aquellos 
días. En medio de la plaza, a orillas del lago será señalada con el dedo, los 
sacerdotes exigirán a sus seguidores que rodeen su casa, mas todos esos agravios 
no harán mella en ella. Rezando al Eterno se percata Myriam de Magdala que sólo 
"lo que es", sólo la verdad puede tener importancia, por eso no concede energía 
en su interior a las habladurías. Lejos de apocarse, verá agrandarse a sí misma: 
"Entonces conocí un poco el orgullo, lo confieso. He querido afrontarlo todo, 
desafiarlo todo porque me creía mejor, más verdadera. Tenía la fuerza de la 
independencia, la intrepidez, pero me faltaba esa calidad de Amor que todo lo 
apacigua y que el Rabí vino a tocar en mi ser, cuando el momento hubo llegado".
 El Fuego de Myriam
El Fuego de Myriam
Jesús prometió que al cabo de dos veces mil años el Fuego Femenino de Myriam 
crepitaría en multitud de corazones. Ella habría significado el temprano anuncio 
de la mujer revestida de todo el poder que se le ha negado, pero a la vez 
cargada de toda la ternura que jamás dejó en el camino. La nueva M. M. es así 
rebautizada como la heredera de Isis, o la encarnación del Fuego Femenino de 
Acuario que ya quema, que despierta una necesidad de autenticidad y llama a 
flamear también en el interior de los hombres. 
Nadie mejor que el propio Jesús puede definir el alcance de ese Fuego. Así lo 
describe en el libro de Meurois "Visiones esenias": "Todos aquellos que 
aceptan zarandear el árbol de sus costumbres son los hermanos y hermanas de 
Myriam de Magdala…" Prosigue el Maestro con las palabras que pone en su boca 
Meurois: "Ese Fuego es una espiritualidad de ruptura y comunión. La ruptura es 
con las convenciones, los dogmas y sus petrificaciones; la comunión con el 
redescubrimiento de un Amor sin artificios y de reparto sin regateos…" Por si 
quedara alguna duda remata el Mesías: "¡Qué el principio de Myriam os habite, si 
habéis decido contaros entre los que emprenden reformar el mundo en sí mismos!".
Cuando nos atrevemos a lo que jamás hemos osado, cuando la no-convención opera 
tranquilamente en nosotros, cuando percibimos que la audacia y la intrepidez 
asaltan el alma, cuando vemos que la hipnosis social ya no tiene efecto en 
nosotros, mientras que la compasión y la ternura nos tocan y comienzan a 
expandirse, es, según apunta el Rabí Jesús, señal de que hemos sido prendidos 
por el Fuego de Myriam de Magdala. 
El alcance de ese llama que empezó a fulgurar hace dos mil años es imprevisible, 
a decir por este llamado del Maestro que encontramos en el mencionado libro: 
"Que surja pues la Mujer, la Madre, la Esposa, la Matriz tras cada mirada que 
poséis sobre el universo…, porque no es simplemente a vuestro cuadradito de 
sociedad al que concierne todo esto. Es en efecto al Universo en su totalidad, 
tan seguro como que no se toca un árbol en un jardín sin modificar el equilibrio 
de este último". 
Nos hemos acercado a Daniel con motivo de su última visita a Barcelona. Hablamos 
con él de la mujer histórica y del arquetipo; de quien cargaba en los óleos 
sanadores el perfume de las flores y del principio de Myriam, que es el de una 
visión no conformista, inclasificable y, a menudo, desconcertante, de la 
espiritualidad. 
La M. M. que el escritor nos pinta en su último libro es el de una mujer madura 
con un rostro en el que las mejillas se habían hundido, pero que sin embargo 
conservaba una belleza "que había ido replegándose y concentrándose en los 
ojos". La sitúa en su última etapa de la Galia. Allí sigue bendiciendo todos los 
vértigos que ayudan traspasarse a uno mismo: 
En el Sur de Francia 
¿Qué le empujó a M.M. más allá de Tierra Santa? 
- Es el Maestro Jesús en persona quien encargó a Myriam de Magdala ir a Galia 
acompañada de algunos discípulos en medio de los cuales se encontraba José de 
Arimatea. El objetivo era establecer un puente con la cultura y la religión 
célticas y también idealmente, crear lazos con las pequeñas ciudades habitadas 
por judíos al borde del Mediterráneo, en dirección hacia Nimes y Lunel. 
¿Qué labor desplegó 
en el Sur de Francia? 
- Casi estaríamos tentados de afirmar que “evangelizó” el sur de Francia pero 
sería falso, ya que la noción de Evangelio no existía aún. Ella no quería 
convertir a nadie, pues Cristianismo no significaba nada por aquel entonces y 
nadie hablaba de crear una religión. Se trataba únicamente de evocar la 
existencia de Cristo, de dar testimonio y de reunir seres humanos alrededor del 
Principio que Él representaba, respetando las creencias y costumbres locales, 
así como la fe druídica. 
¿Por qué fascinaba su 
personalidad? 
- Su personalidad fascinaba porque encarnaba precisamente la enseñanza de 
Cristo. No hablaba de Él, sino que Le hacía revivir en cada uno de sus gestos. 
Su sonrisa, la simplicidad de su persona y su espontaneidad se conjugaban para 
hacer de ella la mejor embajadora. 
En este y en 
anteriores libros vuestros, indicáis que se aplicó en la fabricación de aceites 
curativos, ¿podéis dar detalle al respecto? ¿Qué escondía en la profundidad de 
sus grutas? 
- No puedo decir gran cosa acerca de los aceites curativos ya que trabajaba 
sola, un poco a la manera de un alquimista. Sin embargo sé que estos aceites se 
podían combinar con agua. Tengo conciencia también que creó un aceite muy 
particular, llamémoslo “universal”, que lograba elevar al paciente a diferentes 
niveles vibratorios en función del tipo de desorden a tratar. 
Mujer de hoy
¿Está hoy de forma más masiva encarnada la mujer libre, audaz e intuitiva cuyo 
arquetipo representó M.M. ya hace 2000 años? 
- Sí, es incontestable 
que las mujeres de hoy en su conjunto, encarnan de manera más notoria que en el 
pasado, el arquetipo de Myriam de Magdala como “mujer libre”. La sociedad 
occidental de hoy, les concede una independencia y una libertad de acción que no 
tenían en el pasado. Sin embargo, no podemos establecer vínculos entre Myriam de 
Magdala y los movimientos feministas. Era libre porque se desenvolvía fuera de 
las convenciones sociales, como un soplo de aire puro, como un perfume. Su 
libertad residía en la manera de seguir audazmente su intuición, riéndose de las 
ideas preconcebidas y de ciertas reglas humanas.
¿Cuál es su mensaje 
para la mujer de hoy? 
El mensaje de Myriam de Magdala para las mujeres de hoy podría seguramente ser 
el siguiente: “Tomad conciencia de vuestro papel como motor de vuestra sociedad. 
Los cambios pasan por vosotras”. Es necesario no olvidar tampoco la sensibilidad 
femenina que duerme en cada uno de los hombres y que es generalmente negada. 
En tu libro evocas el 
"andrógino ideal", ¿no hay peligro de que al manifestarse éste, el hombre y la 
mujer renuncien a sus esencias vitales, complementarias? 
La noción de andrógino ideal no supone el abandono de las esencias vitales 
masculina y femenina. El andrógino las sublima, no las anula. Las hace 
fusionarse en un estado de conciencia del cual no tenemos idea aún. 
 
Comunión de almas
¿Cuál era el papel que jugaba M. M. en el teatro en torno a Jesús? 
- Jugó el papel del primer discípulo de Jesús, aquél que goza de la ventaja de 
tener conversaciones privadas con él. 
La Iglesia Católica ha ocultado este 
hecho en sus Evangelios canónicos, porque quienes estructuraron sus dogmas eran 
patriarcas que negaban a la mujer la equidad con respecto al hombre. Así, todos 
los fragmentos que la ponían en primer plano, han sido sistemáticamente 
suprimidos.
He ahí también la razón por la cuál los Evangelios oficiales conceden muy poco 
espacio en sus textos a Myriam de Magdala. Ella era en realidad todo un 
“estorbo”. 
¿Por qué durante 
tanto tiempo "la prostituta"?
- Ha sido identificada como prostituta en razón de su gran libertad de 
movimiento y de palabra. Ella se atrevió a abandonar un marido violento, algo 
absolutamente fuera de lo común en aquella época. Se ha utilizado su reputación 
de mujer atrevida para fabricar el arquetipo de la pecadora arrepentida, así 
como se hizo de Tomas el arquetipo del incrédulo, lo cuál no tiene nada que ver 
con la realidad histórica. 
¿Su relación era de 
Maestro y discípula o había algo más? ¿Hasta dónde piensas que llegó la 
intimidad entre Jesús y M.M.? ¿Proximidad sólo de almas? 
- Opino, pero esto no es más que mi convicción personal, que la relación que 
unía Jesús a Myriam de Magdala, sobrepasaba aquella que une maestro y discípulo 
en su concepción clásica. 
Estoy cada vez mas convencido que esta relación era de tipo tántrico en el 
sentido más elevado de la palabra. Esto supone, por supuesto una unión carnal 
íntima, dictada por la comunión de las almas.
Puro Amor ¿Cuál es el 
sentido noble de la sensualidad que M.M. representa? 
- Myriam de Magdala 
representa para mí la sensualidad en el más noble sentido del término, porque 
vivía en un estado de fusión casi permanente con lo más bello que existe en la 
naturaleza: los perfumes, los colores, las formas y los sonidos. Bebía la vida 
por todos los sentidos de su cuerpo y no establecía ninguna ruptura ni frontera 
entre el mundo palpable y los mundos sutiles. Para ella, los sentidos podían ser 
un puente entre lo Divino y lo Humano, si sus funciones eran bien comprendidas y 
guiadas por el amor.
¿Dónde radica la 
verdadera pureza del amor, que por ejemplo tú evocas al mencionar la relación 
entre Jesús y M.M.? 
- El amor que unía 
Jesús y Myriam de Magdala se caracterizaba por una no-posesividad absoluta, un 
estado de comunión de almas que les permitía plena autonomía, conservando un 
vínculo energético entre ellos. Vivían en el estado de “no-frontera” que se 
menciona en el Evangelio de M.M..
¿Cómo manejó M.M la 
continua “tempestad” que se cernía sobre ella? 
- No era ella quién dirigía la “tempestad” que la acechaba, sin embargo sabía 
bien cómo conducirse. Al fin y al cabo el movimiento permanente era su manera 
natural de ser. Vivía cuanto la rodeaba con una gran calma interior. No había 
problema para ella en la cercanía de esa “tempestad”, puesto que tomaba 
conciencia de que era “el centro dentro del cambio”, tal como lo afirma su 
evangelio. 
Presente y futuro
"Su esencia de Luz no nos deja" dice M. M. a propósito de Cristo. ¿Cómo se 
manifiesta esa Esencia en nuestros días? 
- La esencia de la Luz de Cristo se manifiesta hoy gracias al ingreso progresivo 
de nuestro mundo en mutación a un nuevo “campo de conciencia”. Esto puede 
abarcar cada vez más seres y no únicamente los discípulos más próximos. Somos 
nosotros los que debemos abrirnos a esta realidad interior, invitándola 
plenamente en nosotros. 
¿Qué vigencia tiene 
hoy el Evangelio de M. M.? ¿A la luz de su Evangelio, cuáles son los motores del 
nuevo ascenso de la humanidad? 
- Los motores del mundo que se abre hoy son la osadía, la confianza y el 
descubrimiento de una nueva forma de amor más grande. De manera general, se 
trata de aceptar una verdadera metamorfosis y no una simple reactualización de 
nuestros viejos valores. 
Vemos en los ojos pequeños de nuestro gran interlocutor algo del hechizo que ha 
obrado en él la discípula adelantada, la magia contagiosa del testimonio sin 
rumbo, ni fecha de la "bienamada". Nada podía hacerle callar en su relato 
apasionante, sin embargo, aquí sobre el papel, el espacio tan breve…: 
"Lo siguió a todas 
partes…Myriam aprendió a no vivir más en la rebeldía frente al orden del mundo, 
sino en el centro de sus desafíos personales. Es así como se convirtió en ese 
tipo de almas que tiene la misión de construir con sus manos ese 'imposible' por 
medio del cual todos crecemos a nuestra vez…".
Más que una entrevista al uso, una unión de almas en torno a una grabadora. Él 
remata con estas palabras de la santa, de esa maga de ayer y de siempre a la 
puerta de la cueva donde prepara sus hierbas: "Amar es la unión del puño que 
sabe alzarse y del corazón que no expresa sino ternura… Aquél que me enseñaba 
sigue hablándome e instruyéndome". Seguramente no se trata del diálogo 
privilegiado entre Él y ella, sino más bien de un Eco que llama a cada oído, una 
Voz omnipresente a veces aporreando, a veces puro susurro, pura ternura… 
Koldo Aldai 
Equipo de Portal Dorado 
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