Lección 76
No me
gobiernan otras leyes que las de Dios.
Hemos visto antes cuantas cosas
absurdas te han parecido ser la salvación. Cada una de ellas te ha
aprisionado con leyes tan absurdas como ellas mismas. Sin embargo, no
estás aprisionado por ninguna de esas cosas. Mas para comprender que
esto es cierto, primero te tienes que dar cuenta de que la salvación no
se encuentra en ninguna de ellas. mientras la busques en cosas que no
tienen sentido te atarás a ti mismo a leyes que tampoco tienen sentido.
Y de esta manera, tratarás de probar que la salvación está donde no
está.
Hoy nos alegraremos de que no puedas
probarlo. Pues si pudieses, buscarías la salvación eternamente donde no
está, y jamás la hallarías. La idea de hoy te repite una vez más cuán
simple es la salvación. Búscala allí donde te espera y allí la hallaras
No la busques en ninguna otra parte, pues no está en ninguna otra parte.
Piensa en la liberación que te brinda
el reconocimiento de que no estás atado a las extrañas y enrevesadas
leyes que has promulgado para que te salven. Crees realmente que te
morirías de hambre a menos que tengas fajos de tiras de papel moneda y
montones de discos de metal. Crees realmente que una pequeña píldora que
te tomes o que cierto fluido inyectado en tus venas con una fina aguja
te resguardará de las enfermedades y de la muerte. Crees realmente que
estás solo a no ser que otro cuerpo esté contigo.
La demencia es la que piensa estas
cosas. Tú las Ramas leyes y las anotas bajo diferentes nombres en un
extenso catálogo de rituales que no sirven para nada ni tienen ningún
propósito. Crees que debes obedecer las "leyes" de la medicina de la
economía y de la salud. Protege el cuerpo y te salvarás.
Eso no son leyes, sino locura. El
cuerpo se ve amenazado por la mente que se hace daño a sí misma. El
cuerpo sufre sólo para que la mente no pueda darse cuenta de que es la
víctima de sí misma. El sufrimiento corporal es una máscara de la que la
mente se vale para ocultar lo que realmente sufre. No quiere entender
que es su propia enemiga; que se ataca a sí misma y que quiere morir. De
esto es de lo que tus "leyes" quieren salvar al cuerpo. Para esto es
para lo que crees ser un cuerpo.
No hay más leyes que las de Dios. Esto
necesita repetirse una y otra vez hasta que te des cuenta de que es
aplicable a todo lo que has hecho en oposición a la Voluntad de Dios. Tu
magia no tiene sentido. Lo que pretende salvar no existe. únicamente lo
que pretende ocultar te salvará.
Las leyes de Dios jamás pueden ser
reemplazadas. Dedicaremos el día de hoy a regocijarnos de que así sea.
No es ésta una verdad que queramos seguir ocultando. En lugar de ello
nos daremos cuenta de que es una verdad que nos mantiene libres para
siempre. La magia aprisiona, pero las leyes de Dios liberan. La luz ha
llegado porque no hay más leyes que las de Él.
Comenzaremos hoy las sesiones de
práctica más largas con un breve repaso de las diferentes clases de
"leyes" que hemos creído necesario acatar. Éstas incluyen, por ejemplo,
las "leyes" de la nutrición, de la inmunización, de los medicamentos y
de la protección del cuerpo en las innumerables maneras en que ésta se
lleva a cabo. Crees también en las "leyes" de la amistad, de las
"buenas" relaciones y de la reciprocidad. puede que hasta incluso creas
que hay leyes que regulan lo que es de Dios y lo que es tuyo. Muchas
"religiones" se han basado en eso. Dichas religiones no salvan, sino que
condenan en nombre del Cielo. En cualquier caso, sus leyes no son más
extrañas que otras "leyes" que tú crees que debes obedecer para estar a
salvo.
No hay más leyes que las de Dios.
Deshecha hoy todas tus insensatas creencias mágicas y mantén la mente en
un estado de silenciosa preparación para escuchar la Voz que te dice la
verdad. Estarás escuchando a Uno que te dice que de acuerdo con las
leyes de Dios las pérdidas no existen. No se hacen ni se reciben pagos;
no se pueden hacer intercambios; no hay substitutos y ninguna cosa es
reemplazada por otra. Las leyes de Dios dan eternamente sin jamás quitar
nada.
Escucha a Aquél que te dice esto y date
cuenta de cuán insensatas son las "leyes" que tú pensabas regían el
mundo que creías ver. Sigue prestando atención. Él te dirá más. Te
hablará del Amor que tu Padre te profesa de la infinita dicha que te
ofrece, de la ardiente añoranza que siente por Su único Hijo, creado
como Su canal de creación, pero que éste le niega debido a su creencia
en el infierno.
Abramos hoy los canales de Dios y
permitamos que Su Voluntad se extienda a través de nosotros hasta Él. De
esa manera es como la creación se expande infinitamente. Su Voz nos
hablará de esto, así como de los gozos del Cielo, que Sus leyes
mantienen por siempre ilimitados. Repetiremos la idea de hoy hasta que
hayamos escuchado y comprendido que no hay más leyes que las de Dios.
Después nos diremos a nosotros mismos, a modo de dedicatoria con la cual
concluye la sesión de práctica:
No me gobiernan otras leyes que las de
Dios.
Repetiremos hoy esta dedicatoria tan a menudo como sea
posible; por lo menos cuatro o cinco veces por hora, así como en
respuesta a cualquier tentación de sentirnos sujetos a otras leyes a lo
largo del día. Es nuestra declaración de que estamos a salvo de todo
peligro y de toda tiranía. Es nuestro reconocimiento de que Dios es
nuestro Padre y de que Su Hijo se ha salvado.