Hoy continuaremos con el tema de la
felicidad. Esta idea es esencial para poder comprender
el significado de la salvación. Todavía crees que la
salvación requiere que sufras como penitencia por tus
pecados Pero no es así. No obstante, no podrás evitar
pensar que lo es, mientras sigas creyendo que el pecado
es real y que el Hijo de Dios puede pecar.
Si el pecado es real, entonces el
castigo es justo e ineludible. La salvación, por lo
tanto, sólo se puede obtener mediante el sufrimiento. Si
el pecado es real, la felicidad no puede sino ser una
ilusión, pues ambas cosas no pueden ser verdad. Los que
pecan sólo merecen muerte y dolor, y por eso es por lo
que claman. Pues saben que eso es lo que les espera, y
que los buscará y que en algún punto y en algún lugar
los encontrará, de modo que puedan saldar la deuda que
tienen con Dios. Debido a su terror, tratan de escaparse
de Él. Mas Él los seguirá persiguiendo y ellos no podrán
escapar.
Si el pecado es real, la salvación
tiene que ser el dolor. El dolor es el costo del pecado,
y si el pecado es real el sufrimiento es inevitable. La
salvación no puede sino ser temible., pues mata, aunque
lentamente, y antes de otorgar el deseado favor de la
muerte a las víctimas que están casi en los huesos antes
de haber sido apaciguada, los despoja de todo. Su ira es
insaciable e inclemente, aunque totalmente justa.
¿Quién buscaría un castigo tan brutal?
¿Quién no huiría de la salvación, intentando por todos
los medios ahogar la Voz que se la ofrece? ¿Por qué
habría de tratar de escuchar y aceptar Su ofrecimiento?
Si el pecado es real, lo que le ofrece es la muerte, que
le inflige cruelmente para que esté a la par de los
perversos deseos de donde nace el pecado. Si el pecado
es real, la salvación se ha vuelto tu enemigo acérrimo,
la maldición de Dios contra ti que crucificaste a Su
Hijo.
Hoy necesitas las sesiones de
práctica. Los ejercicios te enseñan que el pecado no es
real y que todo lo que crees que inevitablemente ha de
ocurrir como consecuencia de él jamás podrá suceder,
pues carece de causa. Acepta la Expiación con una mente
receptiva que no abrigue la creencia de que has hecho
del Hijo de Dios un demonio. El pecado no existe.
practicaremos hoy este pensamiento tan a menudo como nos
sea posible, pues es la base de la idea de hoy.
La Voluntad de Dios para ti es
perfecta felicidad, toda vez que el pecado no existe y
el sufrimiento no tiene causa. La dicha es justa, y el
dolor no es sino señal de que te has equivocado con
respecto a ti mismo. No tengas miedo de la Voluntad de
Dios. por el contrario, ampárate en ella con la absoluta
confianza de que te liberará de todas las consecuencias
que el pecado ha forjado en tu febril imaginación. Di:
La Voluntad de Dios para mi es
perfecta felicidad.
El pecado no existe ni tiene
consecuencias.
Así es como debes dar comienzo a tus
sesiones de práctica. luego intenta otra vez encontrar
la dicha que estos pensamientos le brindarán a tu mente.
Da gustosamente estos cinco minutos,
para eliminar la pesada carga que te has echado encima
al abrigar la demente creencia de Escápate hoy de la
locura. Ya estás firme que el pecado es real mente
plantado en el camino que conduce a la libertad, y ahora
la idea de hoy te da alas para acelerar tu progreso y
esperanza para que vayas aún mas deprisa hacia la meta
de paz que te aguarda. El pecado no existe. recuerda
esto hoy, y repite en silencio tan a menudo como puedas:
La Voluntad de Dios para mi es
perfecta felicidad.
Ésa es la verdad, pues el pecado no
existe.