TANTRA NUEVA TIERRA.
Bases Tantra
La función de lo
masculino es venerar, adorar a lo femenino, la Tierra.
Por
Keshavananda
Según el Tantra, el universo es un experimento
de Dios consigo mismo. Dios, Siva en la tradición tántrica, el Todo no
manifestado (Parasiva), en un momento dado se divide así mismo en yin/yang,
femenino y masculino y crea el mundo manifestado, siendo la energía masculina,
la parte de Dios mismo ligada a la conciencia y la energía femenina la parte
ligada a la manifestación, a la materia, Shakti. Shakti (Parashakti) es la pura
consciencia, el sustrato o sustancia original que sustenta todas las formas.
Parashakti, la Suprema Energía, es conocida a través de diferentes nombres: el
silencio, el amor, el ser, el poder, el conocimiento supremo. Satchidananda es
su esencia, existencia absoluta, conciencia absoluta y dicha absoluta. Irradia
la luz divina, la energía y el conocimiento. Más allá de Siva, Shakti deviene
como la primera manifestación de la mente, la superconsciencia o conocimiento
infinito. Shakti es la presencia y el poder sustentador de Siva en el universo.
Ambas energías están contenidas en todo y están en un continuo movimiento de
relación la una con la otra, en una perpetua danza. La Tierra formaría parte de
ese experimento cósmico y sería un lugar de experimentación de la dualidad. Todo
el escenario de la Tierra no es más que una creación de la mente cósmica en esa
danza antes mencionada, y el ser humano sería el canal en la Tierra de esa
proyección de la mente cósmica, a través de la cual fluyen las dos energías
arquetípicas de lo femenino y lo masculino, yin y yang. Ambas energías están
tanto en el hombre como en la mujer, siendo no obstante, la mujer un canal
primordialmente femenino y el hombre un canal primordialmente masculino.
De esta forma, Dios, la conciencia del Espíritu se manifiesta en el mundo
material y todo nuestro trabajo aquí en la Tierra no sería otro que el unir
ambas polaridades, unir los opuestos aquí en la materia, llevando la conciencia
del Espíritu a la misma, uniendo el Cielo y la Tierra.
Lejos de la confusión en la que el ser humano ha caído en su evolución en la
materia, nuestro papel aquí no sería otro que venerar a lo femenino, a la
Tierra, como manifestación primordial de lo femenino, la Diosa. Dios se encarna
en la Tierra para venerarse a sí mismo en la materia y de esta forma se unen los
opuestos, lo que ya está unido en el cielo, se une en la tierra. El papel de lo
masculino, del hombre como canal principal de esa energía masculina, lejos de
explotar y de "machacar" a lo femenino, a la Tierra y a la mujer, como en su
confusión a través de la historia ha llevado a cabo, no sería otro que el de
venerarla, ser el "guardián del grial", como en las viejas tradiciones se
conocía. Dios-masculino encarna en la Tierra para venerar a Dios-femenino, (a sí
mismo). De esta manera se cierra el círculo y la conciencia de Dios "baja" a la
materia. La historia de la humanidad es completamente opuesta a esto. Lejos de
venerar a lo femenino, lo masculino cayó en la "ilusión" de su superioridad,
dedicándose a machacar toda expresión de lo femenino, a explotar la Tierra.
El Tantra ha sido definido como el camino del culto a lo femenino. El culto a lo
femenino como energía arquetípica del universo y a todas sus manifestaciones a
través del mundo manifestado.
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