La creación de ese círculo de energía entre hombre y mujer permite a ambos tener experiencia externa y e interna de la otra polaridad energética que es lo masculino en la mujer y lo femenino en el hombre. A través de la entrega mutua, ambos, hombre y mujer pueden reconciliar internamente dichas polaridades y acceder a la experiencia sanadora de la totalidad. La presencia amorosa del hombre dentro de la mujer la permite a esta, tener una experiencia interna amorosa de lo masculino y reconciliar así en su psique, en su energía y en su cuerpo la polaridad masculina. De la misma forma, a través de su entrega a lo femenino, el hombre puede abrir su corazón y tener experiencia de su propia parte femenina. La experiencia sexual tántrica se convierte así en una experiencia de sanación y de unificación de los opuestos, tanto interna como externamente.
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