Escuchar en voz 4. ¿Qué es el pecado? El pecado es demencia. Es lo que hace que la mente
pierda su cordura y trate de que las ilusiones ocupen el lugar de la
verdad. Y al estar loca, la mente ve ilusiones donde la verdad debería
estar y donde realmente está. El pecado dotó al cuerpo con ojos,
pues, ¿qué iban a querer contemplar los que están libres de
pecado? ¿Para qué
iban a querer la vista, el sonido o el tacto? ¿Qué iban a querer oír o
intentar asir? ¿Qué necesidad iban a tener de los sentidos? Usar los
sentidos es no saber. Y la verdad sólo se compone de conocimiento y de
nada más. El cuerpo es el instrumento que la mente fabricó en su
afán por engañarse a sí misma. Su propósito es luchar. Mas el objetivo
por el que lucha puede cambiar. Y entonces el cuerpo lucha por otro
objetivo. Lo que ahora persigue lo determina el objetivo que la mente ha
adoptado para sustituir a la meta de engañarse a sí misma que antes
tenía. La verdad puede ser su objetivo, tanto como las mentiras. Y así,
los sentidos buscarán lo que da fe de la verdad. El pecado es la morada de las ilusiones, las cuales
representan únicamente cosas imaginarias procedentes de pensamientos
falsos. Las ilusiones son la "prueba" de que lo que no es real lo es. El
pecado "prueba" que el Hijo de Dios es malvado, que la intemporalidad
tiene que tener un final y que la vida eterna sucumbirá ante la muerte.
Y Dios Mismo ha perdido al Hijo que ama, y de lo único que puede valerse
para alcanzar Su Plenitud es la corrupción; la muerte ha derrotado Su
Voluntad para siempre, el odio ha destruido el amor y la paz ha quedado
extinta para siempre. Los sueños de un loco son pavorosos y el pecado parece
ser ciertamente aterrador. Sin embargo, lo que el pecado percibe no es
más que un
juego de niños. El Hijo de Dios puede jugar a haberse
convertido en un cuerpo que es presa de la maldad y de la culpabilidad,
y a que su corta vida acaba en la muerte. Mientras tanto, su Padre ha
seguido derramando Su luz sobre él y amándolo con un Amor eterno que sus
pretensiones no pueden alterar en absoluto. ¿Hasta cuándo, Hijo de Dios, vas a seguir jugando el
juego del pecado? ¿No es hora ya de abandonar esos juegos peligrosos?
¿Cuándo vas a estar listo para regresar a tu hogar? ¿Hoy quizá?. El
pecado no existe. La creación no ha cambiado. ¿Deseas aún seguir
demorando tu regreso al Cielo? ¿Hasta cuándo, santo Hijo de Dios, vas a
seguir demorándote, hasta cuándo?
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¿Qué es Un Curso de Milagros? - Prefacio
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