Escuchar en voz CUARTO REPASO Damos comienzo ahora a un nuevo repaso, conscientes
esta vez de que nos estamos preparando para la segunda parte del
aprendizaje en la que se nos enseña cómo aplicar la verdad. Hoy
empezaremos a prepararnos para lo que sigue más adelante. Tal es nuestro
propósito para este repaso y para las lecciones que siguen. Así pues,
repasaremos las lecciones más recientes y sus pensamientos centrales de
forma que faciliten el estado de preparación que ahora queremos
alcanzar. Hay un tema central que unifica cada paso del repaso
que ahora emprendemos, el cual puede anunciarse de manera muy simple con
estas palabras: Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios. Esto es un hecho, y representa la verdad de lo que
eres y de lo que tu Padre es. Éste fue el pensamiento mediante el cual
el Padre creó a Su Hijo, estableciéndolo así como co-creador con Él.
este es el pensamiento que garantiza plenamente la salvación del Hijo.
Pues en su mente no puede haber otros pensamientos, salvo los que su
Padre comparte con él. La falta de perdón es lo que impide que este
pensamiento llegue a su conciencia. No obstante, es verdad eternamente. Comencemos nuestra preparación tratando de entender
las múltiples formas tras las que se puede ocultar muy cuidadosamente la
falta de verdadero perdón. puesto que son ilusiones, no se perciben
simplemente como lo que son: defensas que te impiden ver y reconocer tus
pensamientos rencorosos. Su propósito es mostrarte otra cosa y demorar
la corrección mediante autoengaños diseñados para que ocupen su lugar. Tu mente, sin embargo, alberga sólo lo que piensas con
Dios. Tus auto engaños no pueden ocupar el lugar de la verdad de la
misma manera en que un niño que arroja un palo al mar no puede cambiar
el ir y venir de las olas, evitar que el sol caliente las aguas o
impedir que el plateado reflejo de luna se vea por la noche en ellas.
Así es como daremos comienzo a cada periodo de práctica de este repaso,
preparando nuestras mentes para que comprendan las lecciones que nos
corresponde leer y comprendan el significado que tienen para nosotros. Comienza cada día dedicando cierto tiempo a preparar
tu mente para que aprenda la libertad y la paz que cada idea que repases
ese día puede ofrecerte. Haz que tu mente tenga una actitud receptiva,
despéjala de todo pensamiento engañoso y deja que sólo éste la ocupe
completamente y elimine los demás: Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios, Cinco minutos que le dediques a este pensamiento serán
suficiente para encauzar el día según las pautas que Dios ha fijado y
para poner Su Mente a cargo de todos los pensamientos que has de recibir
ese día. Éstos no procederán únicamente de ti, pues los
compartirás Con Él. Y así, cada uno de ellos te traerá mensajes de Su
Amor, devolviéndole a Él mensajes del tuyo. De esta forma es como
estarás en comunión con el Señor de las Multitudes, tal como Él Mismo lo
ha dispuesto. Y así como Su compleción se une a Él, del mismo modo Él se
unirá a ti que te completas al unirte a Él y al Él unirse a ti. Después de haberte preparado, lee simplemente cada una
las dos ideas que se han asignado para el repaso de ese día. Luego
cierra los ojos y repítelas lentamente para tus adentros. No hay prisa
ahora, pues estás utilizando el tiempo para el propósito que se le dio.
Deja que cada palabra refulja con el significado que Dios le ha dado,
tal como se te ha dado a ti a través de Su Voz. Deja que cada idea que
repases ese día te conceda el regalo que Él ha depositado en ella para
que tú lo recibas de parte de Él y no utilizaremos en nuestra práctica
otro formato que éste. Cada vez que el reloj marque la hora, trae a la mente
el pensamiento con el que comenzó el día y pasa un momento de
recogimiento con él. Luego repite las dos ideas correspondientes a ese
día sin ninguna sensación de premura, con tiempo suficiente para que
puedas ver los regalos que encierran para ti, y deja que se reciban allí
donde se dispuso que fuesen recibidos. No vamos a añadir otros pensamientos, sino que dejamos
que estos mensajes sean lo que realmente son. No necesitamos otra cosa
que esto para que se nos dé felicidad y descanso, eterna quietud,
perfecta certeza y todo lo que nuestro Padre dispone que recibamos como
nuestra herencia de parte de Él. Y concluiremos cada día de práctica a
lo largo de este repaso tal como lo comenzamos, repitiendo en primer
lugar el pensamiento que hizo de ese día una ocasión especial de
bendición y felicidad para nosotros, y que, mediante nuestra fe,
substituyó en el mundo la luz por la obscuridad, el gozo por los
pesares, la paz por el sufrimiento y la santidad por el pecado. Dios te da las gracias a ti que practicas de esta
manera el cumplimiento de Su Palabra. y cuando expongas tu mente de
nuevo a las ideas del día antes de irte a dormir, Su gratitud te
envolverá en la paz en la que Su Voluntad dispone que estés para
siempre, y que ahora estás aprendiendo a reivindicar como tu herencia.
Tabla completa de lecciones UCDM
¿Qué es Un Curso de Milagros? - Prefacio
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