| 
                 
                 El 
                cuerpo es el personaje central en el sueño del mundo. Sin él no 
                hay sueño, ni él existe sin el sueño en el que actúa como si 
                fuese una persona digna de ser vista y creída. Ocupa el lugar 
                central de cada sueño en el que se narra la historia de cómo fue 
                concebido por otros cuerpos, cómo vino al mundo externo al 
                cuerpo, cómo vive por un corto tiempo hasta que muere, para 
                convertirse en polvo junto con otros cuerpos que, tal como él, 
                también mueren. En el breve lapso de vida que se le ha concedido 
                busca otros cuerpos para que sean sus amigos o sus enemigos. Su 
                seguridad es su mayor preocupación; su comodidad, la ley por la 
                que se rige. Trata de buscar placer y de evitar todo lo que le 
                pueda ocasionar dolor. Pero por encima de todo, trata de 
                enseñarse a sí mismo que sus dolores y placeres son dos cosas 
                diferentes, y que es posible distinguir entre ellos. 
                …El 
                Espíritu Santo no te exige que sacrifiques la esperanza de 
                obtener placer a través del cuerpo, pues no hay esperanza alguna 
                de que el cuerpo te pueda proporcionar placer. Pero 
                tampoco puede hacer que tengas miedo del dolor. El dolor es el 
                único "sacrificio" que el Espíritu Santo te pide y lo que quiere 
                eliminar. 
  
                Las 
                aventuras del cuerpo, desde que nace hasta que muere, son el 
                tema de todo sueño que el mundo jamás haya tenido. El 
                "héroe" de este sueño jamás cambiará, ni su propósito tampoco. Y 
                aunque el sueño en sí adopta muchas formas y parece presentar 
                una gran variedad de lugares y situaciones en los que su "héroe" 
                cree encontrarse, el sueño no tiene más que un propósito, el 
                cual se enseña de muchas maneras. 
				Ésta es la lección que trata 
                de enseñar una y otra vez: que el cuerpo es causa y no efecto. Y 
                que tú que eres su efecto, no puedes ser su causa. 
  
                …Examinemos en 
                primer lugar qué es lo que defiendes. Debe ser algo muy débil y 
                vulnerable. Algo que es presa fácil, incapaz de protegerse a sí 
                mismo y que, por lo tanto, necesita que tú lo defiendas. ¿Qué 
                otra cosa sino el cuerpo adolece de tal fragilidad que para 
                proteger su insignificante vida es necesario prestarle un 
                constante cuidado y preocuparse en gran manera por su bienestar? 
                ¿Qué otra cosa sino el cuerpo flaquea y es incapaz de ser el 
                digno anfitrión del Hijo de Dios? 
  
                
                 …¿Por 
                qué razón es el cuerpo tan importante para ti? Aquello 
                de lo que se compone ciertamente no es valioso. Y es 
                igualmente cierto que no puede sentir nada. Te transmite las 
                sensaciones que tú deseas. Pues el cuerpo, al igual que 
                cualquier otro medio de comunicación, recibe y transmite los 
                mensajes que se le dan. Pero éstos le son completamente 
                indiferentes. Todos los sentimientos con los que se 
                revisten dichos mensajes los proporcionan el emisor y el 
                receptor. Tanto el ego como el Espíritu Santo reconocen esto, y 
                ambos reconocen también que aquí el emisor y el receptor son uno 
                y lo mismo. El Espíritu Santo te dice esto con alegría. El ego 
                te lo oculta, pues no quiere que seas consciente de ello. ¿Quién 
                transmitiría mensajes de odio y de ataque si entendiese que se 
                los está enviando a sí mismo? ¿Quién se acusaría, se declararía 
                culpable y se condenaría a sí mismo? 
  
                 
                …El cuerpo es un sueño. Al igual que otros 
                sueños, a veces parece reflejar felicidad, pero puede 
                súbitamente revertir al miedo, la cuna de todos los sueños. Pues 
                sólo el amor puede crear de verdad, y la verdad jamás puede 
                temer. Hecho para ser temeroso, el cuerpo no puede sino cumplir 
                el propósito que le fue asignado. Mas podemos cambiar el 
                propósito que el cuerpo obedece si cambiamos de parecer con 
                respecto a su propósito. 
  
                El cuerpo 
                es el medio a través del cual el Hijo de Dios recobra la cordura. 
                Aunque el cuerpo fue concebido para condenarlo al infierno para 
                siempre, el objetivo del Cielo ha substituido a la búsqueda del 
                infierno. El Hijo de Dios busca la mano de su hermano para 
                ayudarlo a marchar por la misma senda que él. Ahora el cuerpo es 
                santo. Ahora su propósito es sanar la misma mente para 
                dar muerte a la cual fue concebido. 
                Te identificarás 
                con lo que pienses que te ha de dar seguridad. Sea lo que sea, 
                creerás que ello es lo que tú eres. Tu seguridad reside en la 
                verdad, no en las mentiras. El amor es tu seguridad. El 
                miedo no existe. Identifícate con el amor, y estarás a salvo. 
                Identifícate con el amor, y estarás en tu morada. Identifícate 
                con el amor y hallarás tu Ser. 
                  
                
                Citas UCDM (Cap 27 Sección VIII, L 135, Cap 19 
                Sección 4, Libro de Ejercicios #5 ¿Qué es el cuerpo?)  
 
                   |